(Parte
II)
Por
Raúl Rojas Cortés
Zootecnista U.N.
Gerente Técnico de Forrajes. Compañía Agroindustrial de Semillas.
Para
lograr una pradera con buena producción y una larga vida útil, hay que comenzar
por brindarle las mejores condiciones al establecimiento. Una vez logrado esto,
hay que darle un buen manejo que comienza con los días al primer pastoreo e
incluye todas las prácticas culturales.
En el artículo anterior se trataron
algunos aspectos generales para tener en cuenta en el establecimiento de
praderas y se hizo énfasis en la importancia del conocimiento del suelo
ganadero, principalmente, en el trabajo físico que se le debe realizar a este
para lograr praderas productivas, de buena calidad, de larga duración y a la
vez tengan una mayor eficiencia en la rentabilidad de las explotaciones
ganaderas.
En esta oportunidad se va a profundizar
en el protocolo para el establecimiento de praderas con el propósito de que los
ganaderos e interesados tengan una guía cada vez que vayan a establecer una
pradera ya que es difícil contar con una fórmula específica, pues cada finca es
única y las labores que se requieren son diferentes según las necesidades
particulares.
Protocolo
Antes de hablar de los diferentes pasos
para el establecimiento, debemos recordar que la mejor época para esta actividad
es al comienzo de las lluvias, pues las plantas en sus etapas iniciales son muy
susceptibles a la falta o al exceso de humedad y para lograr el éxito en el
establecimiento se debe contar con humedad constante (ni exceso, ni
deficiencia) durante los primeros 45 días. Para esto hay que tener aguas
lluvias ya que con el riego es muy difícil y costoso lograr un óptimo
resultado.
Es importante seguir los siguientes
pasos para alcanzar las metas propuestas:
1.
Medir e identificar los potreros: en la mayoría de las fincas
ganaderas no se cuenta con la medición exacta de los potreros, por esta razón
se dificulta la recomendación de las dosis de fertilizante y de semilla ya que
se puede usar un producto (fertilizante o semilla) tanto en deficiencia como en
exceso, además es importante llevar una hoja individual por potrero donde se
registren todos los eventos que acontecen en éste, como entrada y salida de los
animales, aplicación de insecticidas y fertilizantes, producción de forraje,
entre otros. La medición se puede hacer con un decámetro o en la actualidad con
el uso de un GPS es fácil medir, además, se debe tener un mapa de la finca.
2.
Realizar un análisis de suelos: lo que se busca con este es
establecer el nivel de los diferentes elementos y parámetros para poder
realizar las recomendaciones de fertilizantes y enmiendas acordes con las
necesidades del suelo; por esta razón, hay que hacer una buena toma de la
muestra para que la confiabilidad de los resultados sea alta. Es necesario
apoyarse en el laboratorio y en un asesor técnico capacitado para lograr la
mejor interpretación de la información. Así mismo, solicitar al laboratorio un
análisis completo para tener más herramientas de evaluación en la finca.
3.
Control de arvenses o malezas: se debe hacer al comienzo, pues
en este momento las plantas están en crecimiento y no logran competir con una
maleza o arvense ya establecida. Generalmente, las malezas son más rústicas que
el pasto que se va a sembrar, por tanto, es importante tener en cuenta que si
las poblaciones de las plantas no deseadas no son muy altas no es necesario
hacer el control y más aún, si se trata de una arvense que los animales la
consumen; sin embargo, hay que tener en cuenta qué tipo de arvense es, ya que a
pesar que exista una baja población en el potrero, esta puede ser muy agresiva
y multiplicarse fácilmente.
Lo importante es lograr una buena
densidad de plantas del forraje que se está estableciendo, para que una vez se
logre, competir con las arvenses o malezas.
Para efectuar este control se puede
hacer con un herbicida, manualmente, con pala o barretón, pero hay que tener en
cuenta que en el suelo pueden quedar semillas que están en dormancia[1]
y van a germinar con el tiempo.
4.
Realizar trabajo físico del suelo: esta labor es muy importante
para lograr un óptimo establecimiento y una larga vida útil de la pradera; si
no se hace una buena aireación, buscando mejorar la porosidad y la retención de
humedad en el suelo, difícilmente los forrajes van a poseer una buena
producción ya que no van a tener un buen enraizamiento, anclaje y toma de
nutrientes. Para esta actividad se puede usar un arado de cincel o un renovador
de praderas (labranza vertical), lo importante es que el suelo no esté ni muy
húmedo ni muy seco y hacer el pase en el mismo sentido de la inclinación del
potrero. Si éste tiene problemas de encharcamiento, que pueda drenar y si se
trata de uno muy seco, que pueda retener la humedad.
Con el propósito de obtener los mejores
resultados es aconsejable apoyarse en un asesor técnico experto en el tema, ya
que si el procedimiento no se realiza adecuadamente se puede afectar la
producción forrajera.
No dejar el suelo ni polvoroso ni terrones grandes
5.
Incorporar enmiendas y terminar de preparar el terreno: la preparación
del terreno se puede hacer con una rastra, rastrillo, rotovator y se debe
aprovechar esta preparación para la incorporación de las enmiendas de acuerdo
con los resultados del análisis de suelos. El número de pases depende del
equipo que se va a utilizar y del tractor, lo importante es no voltear el suelo
y que este no vaya a quedar con terrones muy grandes ni muy polvoso, sino con
terrones de 1-2 cm .
de diámetro. Hay que tener en cuenta que los dos extremos ocasionan pérdidas de
semilla y fallas en el establecimiento de las praderas.
Los puntos 4 y 5 se pueden usar
fácilmente en terrenos mecanizables, pero para los no mecanizables se debe
limpiar muy bien el terreno con guadaña o machete para lograr exponer el suelo y
así lograr que la semilla que se va a sembrar tenga contacto con el mismo. Lo
más importante es evitar al máximo las preparaciones de terrenos con quemas
(fuego) y deforestación ya que estas deterioran la productividad de los suelos
y afectan los ecosistemas.
Limpiar el terreno con machete o guadaña
“Debemos recordar que el alimento más económico que les podemos brindar a los animales bovinos es el forraje producido en la finca. Las praderas se deben manejar como un cultivo”.
Para este tipo de terrenos se recomienda
sembrar plantas con crecimiento decumbente que pueden evitar la erosión de la
ladera, usando el método de siembra a chuzo. Es recomendable no sembrar plantas
con crecimiento cespitoso o en macollas como las guineas.
6.
Regar la semilla y taparla: en este paso se busca obtener una buena
cama para la semilla que se va a establecer procurando que no vaya a quedar muy
profunda, ya que esto afecta el establecimiento, porque pueden haber plántulas
que se mueren o que les cuesta salir a la superficie atrasando el desarrollo de
la pradera, dándoles cabida a las malezas para que se establezcan.
La profundidad ideal de siembra con
semilla sexual es de máximo 2
cm . Tanto para el tipo de siembra con semilla sexual o
con material vegetativo, la semilla tiene que tener un buen contacto con el
suelo.
Se deben evitar al máximo las quemas, especialmente
en terrenos mecanizables
Para tapar la semilla se pueden usar
unas ramas o cadenas unidas al tractor y si después de tapar la semilla el
suelo queda muy suelto se puede usar un cilindro no muy pesado (excepto en
suelos arcillosos) para lograr la profundidad ideal y hacer una pequeña
compactación con el fin de que las plantas tengan un mejor anclaje.
La cantidad de semillas a utilizar
dependerá del tipo de forraje que se va a establecer, por esta razón, se deben
averiguar las características del material con el propósito de determinar la
densidad de siembra a utilizar, asegurándose de comprar una semilla de buena
calidad y no la más económica del mercado, que generalmente no es la de mejor
calidad.
7.
Aplicación de fertilizantes (Fertilización Inicial y de Mantenimiento): al establecimiento
de la pradera es necesario la aplicación de fertilizantes con el fin de nivelar
químicamente el suelo (Fertilización inicial) y luego devolver a este lo que
las plantas están extrayendo
en cada pastoreo con el uso de la fertilización de mantenimiento, todo esto
basado en el resultado del análisis de suelos que permite hacer un uso racional
y eficiente de los fertilizantes, teniendo en cuenta que cada día el costo de
estos es mayor pero también entendiendo que no pueden dejar de usarse por bajar
costos, pues la productividad de las praderas no va a ser la más alta,
afectando la rentabilidad de la explotación.
Semillas profundas afectan el
establecimiento de la pradera, ya que hay plántulas que se mueren o puede
atrazan el establecimiento.
8.
Control de plagas: este se debe realizar si está causando
daños realmente importantes, de lo contrario, es mejor evitar al máximo el uso
de insecticidas ya que estos no solo acaban con lo insectos que están
ocasionando el daño sino también con aquellos benéficos, desestabilizando las
poblaciones y trayendo como consecuencia la proliferación de las plagas. Por
esta razón, hay que apoyarse en un técnico que tenga experiencia en el manejo
de plagas en forrajes con el propósito de ocasionar el menor daño posible en
las diferentes poblaciones de insectos benéficos.
Estos insectos plaga ocasionan retraso
en el establecimiento de la pradera, pero si el ataque es fuerte provocan un
porcentaje alto de plantas muertas, impidiendo el desarrollo del forraje que se
va a establecer.
Dentro de las plagas que más daños
causan en el establecimiento de las praderas se encuentran:
Hormiga
(Atta y Acromyrex), además de ser comedora de follaje, se lleva la semilla.
Chinche
de las raíces (Blissus sp.), este insecto es chupador en las
raíces y bases de los tallos causando la muerte de las plantas.
Grillo
(Schistocerca nitens) comedor de follaje.
Gusanos
(Spodoptera frugiperda, Agrotis ipsilon) comedores de follaje.
Una vez se realiza todo el proceso de
siembra es importante tener en cuenta algunos cuidados con el fin de garantizar
el óptimo establecimiento de una pradera.
El grillo es comedor de follaje
Cuidados
después de la siembra
Antes de mencionar los cuidados es
importante tener en cuenta los siguientes requerimientos para la germinación de
una semilla: una membrana permeable, buena humedad, temperatura favorable (a
medida que aumenta la temperatura del ambiente el poder germinativo de la
semilla disminuye), suficiente cantidad de aire (anoxia, por profundidad o
encharcamiento). Es necesario controlar estos factores para lograr un óptimo
establecimiento.
Algunos de los cuidados que se deben
tener en cuenta después de la siembra son:
1. Humedad
constante por lo menos durante los primeros 45 días. No encharcamiento.
2. Control
de malezas con aplicación de herbicida localizado o con machete, pala o
barretón. (20-30 días después de la siembra).
3. Si es
necesario hacer control de pájaros con pajareros, insectos o plagas con
aplicación de insecticida. Para esto es importante monitorear día por medio la
siembra, al menos durante los primeros 20-30 días.
Para lograr una pradera con
buena producción y una larga vida útil, hay que comenzar por brindarle las
mejores condiciones al establecimiento.
Generalmente, cada vez que hay problemas
en el establecimiento de una pradera la culpa es atribuida a la semilla, pero
como se ha mencionado y como veremos a continuación, son múltiples los factores
que pueden impedir el éxito de la siembra y la buena formación de la misma. Por
esta razón, hay que conocer y analizar cada uno de estos aspectos con el fin de
controlarlos en la medida que se pueda y así lograr el éxito en el
establecimiento de la pradera, asegurándose, en primer lugar, en la obtención
de una semilla de buena calidad.
Fallas
en el establecimiento de una pradera
Mala calidad de la semilla, sequía
(pocas lluvias y luego verano), semillas superficiales (calentamiento de la
primera capa), semillas profundas (semillas que no pueden emerger), altas
temperaturas en la capa del suelo, rayos de sol directos, escorrentía, capas
endurecidas (suelos pesados, sin estructura), falta de contacto con el suelo,
excesos de preparación del suelo y densidad de la siembra.
Fallas
después del establecimiento
Un pH inadecuado, baja fertilidad del
suelo, mal drenaje, sequía, competencia con otras especies (Arvenses), ataque
de plagas o enfermedades, mal manejo de control cultural (Herbicidas) y del
primer pastoreo.
Para lograr una pradera con buena
producción y una larga vida útil, hay que comenzar por brindarle las mejores
condiciones al establecimiento. Una vez logrado esto, hay que darle un buen
manejo que comienza con los días al primer pastoreo e incluye todas las
prácticas culturales como la rotación de acuerdo con el material forrajero que
se sembró, el sistema de pastoreo, la fertilización con base en el suelo y el
forraje sembrado, control de plagas y arvenses (si es necesario), aireación
periódica del suelo, entre otras.
Si tenemos en cuenta todos estos
factores desde el momento de pensar en establecer una pradera, tendremos una de
buena calidad, cantidad, duración y, lo más importante, un precio de kilo de
forraje producido en la finca muy bajo, dando como resultado un costo de litro
de leche o de kilo de carne producido a muy bajo costo y con una buena
rentabilidad en la explotación.
[1] La
dormancia es un impedimento fisiológico o físico que provoca una tardanza en el
proceso de germinación durante un periodo de tiempo; es una defensa natural de
las especies que no permite o dificulta que la semilla germine en un periodo en
que las condiciones normales de su hábitat natural no son propicias para el
desarrollo de la planta. Hay semillas que pueden permanecer en dormancia una
semana pero hay otras que pueden tener hasta 200 años.
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