viernes, 1 de noviembre de 2013

Parámetros de importancia para el establecimiento de una pradera en condiciones tropicales

(Parte II)

Por Raúl Rojas Cortés
Zootecnista U.N.
Gerente Técnico de Forrajes. Compañía Agroindustrial de Semillas.



Para lograr una pradera con buena producción y una larga vida útil, hay que comenzar por brindarle las mejores condiciones al establecimiento. Una vez logrado esto, hay que darle un buen manejo que comienza con los días al primer pastoreo e incluye todas las prácticas culturales.

En el artículo anterior se trataron algunos aspectos generales para tener en cuenta en el establecimiento de praderas y se hizo énfasis en la importancia del conocimiento del suelo ganadero, principalmente, en el trabajo físico que se le debe realizar a este para lograr praderas productivas, de buena calidad, de larga duración y a la vez tengan una mayor eficiencia en la rentabilidad de las explotaciones ganaderas.

En esta oportunidad se va a profundizar en el protocolo para el establecimiento de praderas con el propósito de que los ganaderos e interesados tengan una guía cada vez que vayan a establecer una pradera ya que es difícil contar con una fórmula específica, pues cada finca es única y las labores que se requieren son diferentes según las necesidades particulares.

Protocolo

Antes de hablar de los diferentes pasos para el establecimiento, debemos recordar que la mejor época para esta actividad es al comienzo de las lluvias, pues las plantas en sus etapas iniciales son muy susceptibles a la falta o al exceso de humedad y para lograr el éxito en el establecimiento se debe contar con humedad constante (ni exceso, ni deficiencia) durante los primeros 45 días. Para esto hay que tener aguas lluvias ya que con el riego es muy difícil y costoso lograr un óptimo resultado.

Es importante seguir los siguientes pasos para alcanzar las metas propuestas:

1. Medir e identificar los potreros: en la mayoría de las fincas ganaderas no se cuenta con la medición exacta de los potreros, por esta razón se dificulta la recomendación de las dosis de fertilizante y de semilla ya que se puede usar un producto (fertilizante o semilla) tanto en deficiencia como en exceso, además es importante llevar una hoja individual por potrero donde se registren todos los eventos que acontecen en éste, como entrada y salida de los animales, aplicación de insecticidas y fertilizantes, producción de forraje, entre otros. La medición se puede hacer con un decámetro o en la actualidad con el uso de un GPS es fácil medir, además, se debe tener un mapa de la finca.

2. Realizar un análisis de suelos: lo que se busca con este es establecer el nivel de los diferentes elementos y parámetros para poder realizar las recomendaciones de fertilizantes y enmiendas acordes con las necesidades del suelo; por esta razón, hay que hacer una buena toma de la muestra para que la confiabilidad de los resultados sea alta. Es necesario apoyarse en el laboratorio y en un asesor técnico capacitado para lograr la mejor interpretación de la información. Así mismo, solicitar al laboratorio un análisis completo para tener más herramientas de evaluación en la finca.

3. Control de arvenses o malezas: se debe hacer al comienzo, pues en este momento las plantas están en crecimiento y no logran competir con una maleza o arvense ya establecida. Generalmente, las malezas son más rústicas que el pasto que se va a sembrar, por tanto, es importante tener en cuenta que si las poblaciones de las plantas no deseadas no son muy altas no es necesario hacer el control y más aún, si se trata de una arvense que los animales la consumen; sin embargo, hay que tener en cuenta qué tipo de arvense es, ya que a pesar que exista una baja población en el potrero, esta puede ser muy agresiva y multiplicarse fácilmente.

Lo importante es lograr una buena densidad de plantas del forraje que se está estableciendo, para que una vez se logre, competir con las arvenses o malezas.

Para efectuar este control se puede hacer con un herbicida, manualmente, con pala o barretón, pero hay que tener en cuenta que en el suelo pueden quedar semillas que están en dormancia[1] y van a germinar con el tiempo.

4. Realizar trabajo físico del suelo: esta labor es muy importante para lograr un óptimo establecimiento y una larga vida útil de la pradera; si no se hace una buena aireación, buscando mejorar la porosidad y la retención de humedad en el suelo, difícilmente los forrajes van a poseer una buena producción ya que no van a tener un buen enraizamiento, anclaje y toma de nutrientes. Para esta actividad se puede usar un arado de cincel o un renovador de praderas (labranza vertical), lo importante es que el suelo no esté ni muy húmedo ni muy seco y hacer el pase en el mismo sentido de la inclinación del potrero. Si éste tiene problemas de encharcamiento, que pueda drenar y si se trata de uno muy seco, que pueda retener la humedad.

Con el propósito de obtener los mejores resultados es aconsejable apoyarse en un asesor técnico experto en el tema, ya que si el procedimiento no se realiza adecuadamente se puede afectar la producción forrajera.


 No dejar el suelo ni polvoroso ni terrones grandes

5. Incorporar enmiendas y terminar de preparar el terreno: la preparación del terreno se puede hacer con una rastra, rastrillo, rotovator y se debe aprovechar esta preparación para la incorporación de las enmiendas de acuerdo con los resultados del análisis de suelos. El número de pases depende del equipo que se va a utilizar y del tractor, lo importante es no voltear el suelo y que este no vaya a quedar con terrones muy grandes ni muy polvoso, sino con terrones de 1-2 cm. de diámetro. Hay que tener en cuenta que los dos extremos ocasionan pérdidas de semilla y fallas en el establecimiento de las praderas.

Los puntos 4 y 5 se pueden usar fácilmente en terrenos mecanizables, pero para los no mecanizables se debe limpiar muy bien el terreno con guadaña o machete para lograr exponer el suelo y así lograr que la semilla que se va a sembrar tenga contacto con el mismo. Lo más importante es evitar al máximo las preparaciones de terrenos con quemas (fuego) y deforestación ya que estas deterioran la productividad de los suelos y afectan los ecosistemas.


 Limpiar el terreno con machete o guadaña

 “Debemos recordar que el alimento más económico que les podemos brindar a los animales bovinos es el forraje producido en la finca. Las praderas se deben manejar como un cultivo”.

Para este tipo de terrenos se recomienda sembrar plantas con crecimiento decumbente que pueden evitar la erosión de la ladera, usando el método de siembra a chuzo. Es recomendable no sembrar plantas con crecimiento cespitoso o en macollas como las guineas.

6. Regar la semilla y taparla: en este paso se busca obtener una buena cama para la semilla que se va a establecer procurando que no vaya a quedar muy profunda, ya que esto afecta el establecimiento, porque pueden haber plántulas que se mueren o que les cuesta salir a la superficie atrasando el desarrollo de la pradera, dándoles cabida a las malezas para que se establezcan.

La profundidad ideal de siembra con semilla sexual es de máximo 2 cm. Tanto para el tipo de siembra con semilla sexual o con material vegetativo, la semilla tiene que tener un buen contacto con el suelo.
 Se deben evitar al máximo las quemas, especialmente en terrenos mecanizables

Para tapar la semilla se pueden usar unas ramas o cadenas unidas al tractor y si después de tapar la semilla el suelo queda muy suelto se puede usar un cilindro no muy pesado (excepto en suelos arcillosos) para lograr la profundidad ideal y hacer una pequeña compactación con el fin de que las plantas tengan un mejor anclaje.

La cantidad de semillas a utilizar dependerá del tipo de forraje que se va a establecer, por esta razón, se deben averiguar las características del material con el propósito de determinar la densidad de siembra a utilizar, asegurándose de comprar una semilla de buena calidad y no la más económica del mercado, que generalmente no es la de mejor calidad.

7. Aplicación de fertilizantes (Fertilización Inicial y de Mantenimiento): al establecimiento de la pradera es necesario la aplicación de fertilizantes con el fin de nivelar químicamente el suelo (Fertilización inicial) y luego devolver a este lo que las plantas están extrayendo en cada pastoreo con el uso de la fertilización de mantenimiento, todo esto basado en el resultado del análisis de suelos que permite hacer un uso racional y eficiente de los fertilizantes, teniendo en cuenta que cada día el costo de estos es mayor pero también entendiendo que no pueden dejar de usarse por bajar costos, pues la productividad de las praderas no va a ser la más alta, afectando la rentabilidad de la explotación.

 

 Semillas profundas afectan el establecimiento de la pradera, ya que hay plántulas que se mueren o puede atrazan el establecimiento.

8. Control de plagas: este se debe realizar si está causando daños realmente importantes, de lo contrario, es mejor evitar al máximo el uso de insecticidas ya que estos no solo acaban con lo insectos que están ocasionando el daño sino también con aquellos benéficos, desestabilizando las poblaciones y trayendo como consecuencia la proliferación de las plagas. Por esta razón, hay que apoyarse en un técnico que tenga experiencia en el manejo de plagas en forrajes con el propósito de ocasionar el menor daño posible en las diferentes poblaciones de insectos benéficos.

Estos insectos plaga ocasionan retraso en el establecimiento de la pradera, pero si el ataque es fuerte provocan un porcentaje alto de plantas muertas, impidiendo el desarrollo del forraje que se va a establecer.

Dentro de las plagas que más daños causan en el establecimiento de las praderas se encuentran:

Hormiga (Atta y Acromyrex), además de ser comedora de follaje, se lleva la semilla.

Chinche de las raíces (Blissus sp.), este insecto es chupador en las raíces y bases de los tallos causando la muerte de las plantas.

Grillo (Schistocerca nitens) comedor de follaje.

Gusanos (Spodoptera frugiperda, Agrotis ipsilon) comedores de follaje.

Una vez se realiza todo el proceso de siembra es importante tener en cuenta algunos cuidados con el fin de garantizar el óptimo establecimiento de una pradera.



El grillo es comedor de follaje
  
Cuidados después de la siembra

Antes de mencionar los cuidados es importante tener en cuenta los siguientes requerimientos para la germinación de una semilla: una membrana permeable, buena humedad, temperatura favorable (a medida que aumenta la temperatura del ambiente el poder germinativo de la semilla disminuye), suficiente cantidad de aire (anoxia, por profundidad o encharcamiento). Es necesario controlar estos factores para lograr un óptimo establecimiento.

Algunos de los cuidados que se deben tener en cuenta después de la siembra son:
1.      Humedad constante por lo menos durante los primeros 45 días. No encharcamiento.

2.      Control de malezas con aplicación de herbicida localizado o con machete, pala o barretón. (20-30 días después de la siembra).

3.      Si es necesario hacer control de pájaros con pajareros, insectos o plagas con aplicación de insecticida. Para esto es importante monitorear día por medio la siembra, al menos durante los primeros 20-30 días. 


Para lograr una pradera con buena producción y una larga vida útil, hay que comenzar por brindarle las mejores condiciones al establecimiento.

Generalmente, cada vez que hay problemas en el establecimiento de una pradera la culpa es atribuida a la semilla, pero como se ha mencionado y como veremos a continuación, son múltiples los factores que pueden impedir el éxito de la siembra y la buena formación de la misma. Por esta razón, hay que conocer y analizar cada uno de estos aspectos con el fin de controlarlos en la medida que se pueda y así lograr el éxito en el establecimiento de la pradera, asegurándose, en primer lugar, en la obtención de una semilla de buena calidad.

Fallas en el establecimiento de una pradera

Mala calidad de la semilla, sequía (pocas lluvias y luego verano), semillas superficiales (calentamiento de la primera capa), semillas profundas (semillas que no pueden emerger), altas temperaturas en la capa del suelo, rayos de sol directos, escorrentía, capas endurecidas (suelos pesados, sin estructura), falta de contacto con el suelo, excesos de preparación del suelo y densidad de la siembra.

Fallas después del  establecimiento

Un pH inadecuado, baja fertilidad del suelo, mal drenaje, sequía, competencia con otras especies (Arvenses), ataque de plagas o enfermedades, mal manejo de control cultural (Herbicidas) y del primer pastoreo.

Para lograr una pradera con buena producción y una larga vida útil, hay que comenzar por brindarle las mejores condiciones al establecimiento. Una vez logrado esto, hay que darle un buen manejo que comienza con los días al primer pastoreo e incluye todas las prácticas culturales como la rotación de acuerdo con el material forrajero que se sembró, el sistema de pastoreo, la fertilización con base en el suelo y el forraje sembrado, control de plagas y arvenses (si es necesario), aireación periódica del suelo, entre otras.

Si tenemos en cuenta todos estos factores desde el momento de pensar en establecer una pradera, tendremos una de buena calidad, cantidad, duración y, lo más importante, un precio de kilo de forraje producido en la finca muy bajo, dando como resultado un costo de litro de leche o de kilo de carne producido a muy bajo costo y con una buena rentabilidad en la explotación.

[1] La dormancia es un impedimento fisiológico o físico que provoca una tardanza en el proceso de germinación durante un periodo de tiempo; es una defensa natural de las especies que no permite o dificulta que la semilla germine en un periodo en que las condiciones normales de su hábitat natural no son propicias para el desarrollo de la planta. Hay semillas que pueden permanecer en dormancia una semana pero hay otras que pueden tener hasta 200 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.