*Rolf
Derpsch
Agrónomo
-consultor internacional
El sistema de siembra directa sobre residuos de
rastrojos o abonos verdes es la práctica más eficiente y adecuada para
la prevención y el control de este fenómeno.
La erosión del suelo es causada por agua de lluvia no infiltrada que escurre superficialmente de un campo. Es extraño que muchas veces el proceso de erosión y de la infiltración del agua en el suelo no son bien entendidos por agricultores, así como por técnicos, extensionistas e investigadores.
Fotografías mostrando el impacto de la
gota de lluvia sobre una superficie de suelo desnuda e informaciones explicando
el mecanismo de la infiltración del agua en el suelo datan de la década de 1940. A pesar de evidencias
científicas y empíricas explicando estos procesos, mucha gente todavía cree que
el suelo tiene que ser soltado por medio de implementos de preparación del
suelo para aumentar la infiltración de agua y reducir el escurrimiento
superficial.
Muchas veces, la erosión hídrica y la escorrentía superficial de agua es
aceptada como un fenómeno inevitable, asociado a la agricultura en terrenos con
pendientes. Sin embargo, la pérdida de suelo y la escorrentía no son fenómenos
naturales inevitables. Según Lal (1982), el surgimiento de daños causados por
la erosión en áreas cultivadas no es más que un síntoma de que fueron empleados
métodos de cultivo inadecuados para determinada área y su ecosistema.
No es la naturaleza (relieve e intensidad de lluvias), sino son los métodos
irracionales de cultivo utilizados por el hombre, los responsables por la
erosión y sus consecuencias nefastas. El agricultor puede, mediante la
utilización de sistemas de cultivo adaptados al lugar, controlar eficazmente la
erosión, reducir la escorrentía y aumentar la infiltración de agua en sus
campos. El agua que sale del campo en forma de escorrentía queda perdida para
las plantas, mientras que el agua infiltrada puede ser utilizada eficientemente
por las plantas. Esto es muy importante en climas más secos o donde ocurren
períodos sin lluvias con cierta frecuencia.
Las prácticas agrícolas tradicionales utilizadas en muchas partes del
mundo, han traído consigo consecuencias negativas en términos de conservación
de suelos, del agua y del medio ambiente en general. Esto se debe al uso
inadecuado del suelo, al monocultivo y a la utilización de implementos de
labranza inadecuados, que dejan el suelo desnudo y lo pulverizan excesivamente,
dejándolo en condiciones propicias para ser arrastrado por la lluvia. La
utilización de tecnologías inapropiadas, no adaptadas al sitio (relieve,
intensidad de las lluvias), tiene como resultado la escorrentía y,
consecuentemente, el fenómeno de la erosión y degradación de los suelos. Así,
los métodos tradicionales de cultivo tienen como consecuencia la pérdida paulatina
de fertilidad de los suelos, hasta tornarlos improductivos.
Además de formar suelos agrícolas improductivos, la erosión de suelos y la
escorrentía tienen como consecuencia la deposición de partículas de suelo en
lugares indeseados (sedimentación de caminos, de arroyos, ríos, lagos,
represas, entre otros) con todas las consecuencias negativas para el
mantenimiento de caminos, la generación de energía eléctrica, el suministro de
agua potable, las áreas recreativas… resultando en gastos significativos para
el Estado y la sociedad como un todo.
La importancia del control de la erosión no se reduce solamente al
mantenimiento del potencial productivo y de la fertilidad de los suelos para
generaciones futuras, sino también es un medio eficiente para garantizar la
continuidad del empleo de mano de obra en el campo, evitando el éxodo rural.
El proceso de la erosión
Figura 1: Impacto de la gota de lluvia sobre el suelo
desnudo. Cuando llueve, gotas de hasta 6 mm de diámetro bombardean la superficie del
suelo a velocidades de impacto de hasta 32 km por hora. El impacto de la gota lanza
partículas de suelo y agua en todas direcciones a una distancia de hasta 1 m . (Fotos tomadas por el USDA
en la década de 1940).
La escorrentía y la erosión del suelo se inician con el impacto de gotas de
lluvia sobre el suelo desnudo. Suelo salpicado en postes de cercos o murallas
en un campo o una parcela de suelo desnudo es evidencia de la fuerza de grandes
gotas de lluvia cayendo sobre un suelo desnudo (Harrold, 1972).
Meyer y Mannering (1967) reportaron que las gotas de lluvia que caen
durante un año en una hectárea de tierra, ejercen un impacto de energía
equivalente a 50 toneladas de dinamita. Esta energía que imprime a las gotas de
lluvia, desagrega el suelo en partículas muy pequeñas que obstruyen los poros,
provocando una selladura superficial que impide la rápida infiltración del agua
(Figura 2).
Figura 2: Etapas de la erosión hídrica: Por el impacto de la gota de lluvia sobre el suelo desnudo (A), sus agregados son desintegrados en partículas minúsculas (B), que tapan los poros formando una selladura superficial (C), provocando el escurrimiento superficial del agua de lluvia. El agua que escurre carga partículas de suelo que son depositadas en lugares más bajos cuando la velocidad de escurrimiento es reducida (D). (Derpsch, et al., 1991)
Debido al sellamiento, solo una pequeña parte del agua lluvia consigue
infiltrarse, pues la mayor parte se escurre superficialmente, perdiéndose para
las plantas y causando, al descender por las laderas, daños apreciables por
erosión. Por otro lado, cuando el suelo se encuentra cubierto con plantas o
residuos de las mismas plantas, la masa vegetal absorbe la energía de las gotas
que caen, las cuales se escurren lentamente hasta la superficie del suelo donde
infiltran rápidamente, pues la cobertura impide el taponamiento de los poros.
El secado del sellamiento superficial tiene como resultado el
encostramiento del suelo, que puede dificultar o hasta impedir la germinación
de semillas en los cultivos. El encostramiento del suelo solamente se forma en
condiciones de suelo desnudo. Suelos altamente susceptibles al encostramiento
no presentan este problema una vez que se utiliza la siembra directa y sistemas
de cobertura permanente del suelo.
Por este motivo es importante mantener el suelo cubierto con plantas o
residuos de las mismas durante el mayor tiempo posible, evitando dejarlo
expuesto a los agentes climáticos. Toda tentativa de controlar la erosión y la
escorrentía vía suelo descubierto, o sea enterrando los restos vegetales y
manteniendo la superficie del suelo suelta y desnuda, llevará tarde o temprano
al fracaso.
Control de la erosión
Por eso, el sistema de siembra
directa sobre residuos de rastrojos o abonos verdes es la práctica más
eficiente y adecuada para la prevención y el control de la erosión y deberá ser
la tecnología por excelencia la que se debe procurar, promover y difundir en
todo el mundo.
No labrar el suelo utilizando la Siembra Directa con rotación de cultivos y con el
uso de abonos verdes, además de no quemar los residuos de cultivos, son las
prácticas más importantes de que dispone el agricultor para obtener una
cobertura permanente del suelo durante todo el año.
La agricultura de conservación, utilizando el
sistema de siembra directa, ofrece actualmente el planteamiento más efectivo de
métodos financiables para combatir la erosión del suelo y así conseguir una
agricultura sustentable.
El sistema de Siembra Directa parece ser esencial para mantener la
estructura y la productividad de muchos suelos tropicales. Las ganancias que se
conseguirán a largo plazo mediante la conversión al sistema de Siembra Directa,
podrán ser mayores que con cualquier otra innovación agrícola en los países en
desarrollo. (Warren, 1981)
Mientras que muchas de las ventajas del sistema de Siembra Directa
provienen de la cobertura permanente del suelo con residuos de plantas, hay
también algunas ventajas que provienen de no labrar el suelo. La labranza
destruye el sistema de poros verticales creados por las raíces de las plantas,
por las lombrices y otros animales del suelo, destruye la estructura del suelo,
acelera la mineralización (disminución) de la materia orgánica y reduce la
estabilidad de agregados.
Se espera que campos que estén durante muchos años bajo el sistema de siembra
directa aumenten aún más la infiltración de agua, a medida que la cantidad de
poros verticales y el contenido de materia orgánica aumentan. Así, este tipo de
siembra, con abundante cobertura del suelo, contribuye para la recomposición
natural de la estructura y porosidad del suelo, como también protege el suelo
del impacto directo de las gotas de lluvia.
Fuera de aumentar la infiltración de agua y controlar la erosión, la
cobertura del suelo influye en reducir la temperatura del suelo, así como la
evaporación de agua, aumentar la cantidad de agua disponible para las plantas,
la actividad biológica y la vida del suelo, contribuyendo a reducir la
compactación del suelo y el encostramiento superficial, con efectos positivos
sobre las características químicas, físicas y biológicas del suelo.
Todo lo anterior redunda en ventajas para el agricultor y lleva a producciones
más altas de los cultivos. Para concluir se puede decir que la cobertura
permanente del suelo es esencial para obtener la sustentabilidad agrícola.
- Derpsch,
R., Roth, C.H., Sidiras, N. & Köpke, U., 1991: Controle da erosão no
Paraná, Brasil: Sistemas de cobertura do solo, plantio direto e preparo
conservacionista do solo. Sonderpublikation der GTZ, No. 245 Deutsche
Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) GmbH, Eschborn,
TZ-Verlagsgesellschaft mbH, Rossdorf, 272 pp.
- Harrold, L.L., 1972: Soil
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- Lal, R., 1982: Management
of clay soils for erosion control. Tropical Agric., 59 (2), 133 - 138.
- Merrill, S.D., Krupinsky,
J.M., Tanaka, D.L., 2002: Soil coverage by residue in diverse crop
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Meeting of ASA-CSSA-SSSA, November 10-14, Indianapolis, IN.
- Meyer L. L. &
Mannering, J. V., 1967: Tillage and land modification for water erosion
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- Ochse, J.J., Soule Jr.,
M.J, Dijkman, M.J., & Wehlburg, N.C., 1961: Tropical and Subtropical
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- Roth, C.H., 1985: Infiltrabilität von
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Warren, C. F.,
1981: Technology Transfer in No-tillage Crop Production in Third World
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and International Weed Science Societies. International Plant Protection
Center, Oregon State University, Corvallis, OR 97331 USA. IPCC document 46-B-83. 25 - 31.
*De nacionalidad chilena - alemana. Trabajó desde 1966 hasta 2001 para la
Agencia Alemana de Cooperación Técnica, GTZ
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