viernes, 18 de octubre de 2013

Establecimiento de una pradera en condiciones tropicales



Raúl Rojas Cortés
Zootecnista U.N.
Gerente Técnico de Forrajes.
Compañía Agroindustrial de Semillas.

Para lograr óptimas praderas no solo es importante tener en cuenta sembrar una semilla de buena calidad y contar con un buen suelo sino que, además, se debe realizar un buen manejo de los forrajes y darle al suelo un uso apropiado.

La ganadería en Colombia es cada día menos rentable debido al aumento en los precios de los insumos como: concentrados, semillas, sales, fertilizantes, drogas, entre otros, razón por la que se deben optimizar los recursos y enfocar todos los esfuerzos en la producción eficiente de forraje, no sólo pensando en obtener cantidad sino también calidad, ya que de este depende la productividad de los bovinos (herbívoros). Además, el forraje es el alimento más económico que se le puede brindar al ganado.

El forraje verde constituye entre el 80 y 90 por ciento del consumo de alimento de los bovinos -animales rumiantes (herbívoros)- e independientemente si su producción es de carne o leche dependen directamente de la asimilación efectiva que hagan de los nutrientes provenientes del pasto. Por eso hay que olvidarse de que el forraje proviene de la naturaleza de manera gratuita. Hoy se deben manejar los forrajes como un cultivo, con el fin de tener excelentes praderas y mejorar la eficiencia en la ganadería.

Para lograr óptimas praderas es importante tener en cuenta que no solo basta con sembrar una semilla de buena calidad y contar con un buen suelo sino que además se debe realizar un buen manejo de los forrajes y darle al suelo un uso apropiado. Infortunadamente, el manejo del suelo no ha sido el mejor, pues se ha venido deteriorando poco a poco por el uso de prácticas inadecuadas como la aplicación indiscriminada de plaguicidas y fertilizantes y el manejo inapropiado del riego y del laboreo; trayendo como resultado problemas de erosión, compactación y contaminación.

Por otro lado, la deforestación y el uso irracional del agua afectan la productividad ganadera, ya que cuando llega la temporada de verano perjudica no sólo la producción de forraje, sino también a los animales.
Por lo anterior, es importante que nos esforcemos no sólo en hacer uso eficiente y racional de nuestros recursos, sino que logremos conservarlos para nuestras futuras generaciones.
El uso de la quema y la deforestación genera desequilibrio en el suelo

Relación suelo, planta, animal 

El sistema productivo ganadero tiene tres componentes fundamentales entre los que existe una estrecha relación: el suelo, la planta y el animal, razón por la que no se pueden analizar de manera individual puesto que su interacción permite lograr la eficiencia de este sistema. 

  • Suelo: da soporte mecánico a la planta, soporte al animal, aporta nutrientes (por lo que debe tener buenas propiedades físicas, químicas y biológicas) y posee un reciclaje de nutrientes (microorganismos).

  • Forrajes: brinda nutrientes al animal, identifica deficiencias o exceso en el suelo, aporta materia orgánica (reciclaje) y es hábitat de microorganismos.

  • Animal: transforma nutrientes en leche o carne, manifiesta deficiencias en forrajes, genera compactación y erosión y aporta sustancias de reciclaje.


En esta relación el suelo es la base o elemento primordial, pues no sirve usar una buena semilla y lograr un buen establecimiento de una pradera si el suelo no tiene buenas condiciones físicas y no logra soportar el agresivo arranque que ejerce el animal (vaca, toro, novillo, entre otros) sobre el pasto cada vez que toma un bocado de comida.

Además, dentro de este sistema productivo el suelo tiene un aporte importante de nutrientes provenientes de la materia orgánica, al convertirse en hábitat de infinidad de microorganismos que degradan la materia orgánica y ponen a disposición sus nutrientes para las plantas. Infortunadamente, en la medida que se usa la práctica de deforestación y quemas como método de establecimiento, se está acabando con una gran población de microorganismos siendo afectados en mayor proporción los benéficos, más que los no deseados; trayendo como consecuencia un desequilibrio dentro del suelo y afectando la productividad de las praderas.

Por lo anterior, es necesario un conocimiento del suelo ganadero de cada zona de la finca con el objetivo de tener mayor eficiencia en la producción forrajera. Para lograrlo, es necesario estudiar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, con base en un análisis del mismo.

Agua en el suelo

Las propiedades físicas, tienen gran importancia, ya que éstas van a determinar qué tipo de maquinaria se va a utilizar en la preparación del suelo para la siembra y durante la etapa de producción; mientras que las químicas van a indicar cómo fertilizarlo. Hay que tener en cuenta que el suelo es un conglomerado de partículas que no están completamente unidas, sino que tienen unos espacios porosos por donde circulan el agua, el aire, los nutrientes y penetran las raíces de los forrajes. Por esta razón es importante resaltar que si no se realiza una adecuada construcción del suelo para las plantas (forrajes), éstas no van a desarrollarse adecuadamente afectando la vida útil del pasto.

Propiedades físicas del suelo

Dentro de estas tenemos: textura, estructura, densidad aparente, porosidad, consistencia, color, agua (capacidad de infiltración y de retención) y aire. Estas propiedades determinan a su vez la compactación, porosidad, facilidad de laboreo, facilidad de establecimiento (germinación y emergencia), índice de penetración de raíces, aire y agua en el suelo (capacidad de infiltración), susceptibilidad a la erosión, disponibilidad de los nutrientes (estrecha relación con las propiedades químicas), indicando cómo se deben preparar y manejar los suelos.

De las propiedades físicas, la resistencia a la penetración de las raíces es un parámetro muy importante en la producción de forrajes que mide el grado de compactación del suelo; y se debe determinar ya que si las raíces no pueden penetrar para desarrollarse y tomar agua y nutrientes, la producción de forraje será limitada. Para cuantificar este parámetro se puede usar un penetrómetro, que consiste en una barra cilíndrica de acero que en su extremo tiene una punta que se inserta en el suelo; dependiendo de la fuerza que se aplica en el otro extremo permite medir en unidades de presión (como megapascal MPa,) la fuerza necesaria para penetrar en profundidad (cada 5 cm.).

Penetrómetro


Muestra para determinar densidad aparente

Otro parámetro que determina el grado de compactación es la densidad aparente, la cual se puede medir en laboratorio con una muestra de suelos, pues no es fácil que en todas las fincas exista un penetrómetro. Para esto se necesita tomar una muestra sin alterar las condiciones reales del suelo solicitando al asesor técnico o al laboratorio el procedimiento para tomar la muestra y así garantizar los resultados.

El agua y el aire en el suelo es otro de los parámetros importantes dentro de las propiedades físicas. Las precipitaciones, el riego, el drenaje y el laboreo son los principales factores que rigen la participación de los espacios porosos que se llenan de agua y aire. El mantenimiento de la aireación correcta es más difícil en los suelos arcillosos que en los arenosos. 

Para mantener las condiciones de aireación y evitar la compactación existen equipos como los arados de cincel vibratorio o rígido y el subsolador que se utilizan en el momento de la siembra; y el renovador de praderas que se puede usar tanto en la siembra como en la pradera ya establecida. Así, se evita preparar el suelo con arados de disco o de vertedera que invierten las capas del suelo, enviando a capas profundas la primera capa que es la de materia orgánica que se ha demorado cientos de años en formarse y que necesita de condiciones como luz, oxígeno y temperatura para convertirse en suelo verdadero con la ayuda de los microorganismos.

Arados de Cincel:
 Vibratorio
 Rígido

Arados de disco

La mayoría de las fincas ganaderas tienen problemas de compactación, esto se hace evidente al observar que el sistema radicular de algunas gramíneas es muy pobre y no puede penetrar las primeras capas del suelo, creciendo de manera horizontal, afectando la producción de forraje y el anclaje de las plantas repercutiendo en la vida útil del pasto. Por esta razón, se debe implementar el uso de arado de cincel o subsolador y de renovador de praderas en las fincas ganaderas, buscando una buena asesoría en el manejo de estos equipos, para así poder realizar una labor eficiente, pues el mal uso de éstos va a generar más problemas o, simplemente, no se va a lograr el efecto deseado.


Compactación en el suelo: Raíces pequeñas y con crecimiento horizontal

Propiedades químicas del suelo

Dentro de estas tenemos la capacidad de intercambio catiónico, pH, conductividad eléctrica, disponibilidad de nutrientes, propiedades biológicas: materia orgánica y microorganismos del suelo.
Estas propiedades también son parte fundamental en el establecimiento y desarrollo de los forrajes, por esta razón hay que realizar un análisis de suelos con el fin de establecer los parámetros y el nivel de los diferentes nutrientes en el mismo para así determinar los fertilizantes y enmiendas que se necesitan para mejorar la productividad de los forrajes.

Para concluir esta primera parte se debe tomar conciencia que el conocimiento del suelo es fundamental en la producción forrajera y con una mayor relevancia el de las propiedades físicas. Infortunadamente, a estas no se les ha prestado la importancia necesaria trayendo como consecuencia problemas tanto en la siembra como en praderas ya establecidas. Por tal motivo, es importante encaminar todos los esfuerzos al conocimiento y manejo de las propiedades físicas del suelo y especialmente a los parámetros relacionados con la compactación, ya que esta es la principal causa de la baja producción y poca duración de los forrajes.

Protocolo para el establecimiento de una pradera

Antes de hablar de los diferentes pasos para el establecimiento es importante tener en cuenta que la mejor época para esta actividad es al comienzo de las lluvias, puesto que las plantas en sus etapas iniciales son muy susceptibles a la falta o al exceso de humedad y para lograr el éxito en el establecimiento se debe contar con humedad constante (no exceso ni deficiencia) durante los primeros 45 días. Para esto hay que tener aguas lluvias ya que con solo riego es muy difícil y costoso lograr un óptimo resultado.
El protocolo consta de los siguientes pasos:

1. Medir e identificar los potreros y tener registro individual de estos.
2. Realizar un análisis de suelos.
3. Control de arvenses o malezas al comienzo del establecimiento.
4. Realizar trabajo físico del suelo, con arado de cincel, subsolador o renovador de praderas (labranza vertical).
5. Incorporar enmiendas y terminar de preparar el terreno.
6. Regar la semilla y taparla (profundidad máxima 2 cm.).
7. Aplicación de fertilizantes.
8. Control de plagas


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