martes, 4 de septiembre de 2012


Biodigestor, el potencial
escondido del CH4 en su finca


Por: Grupo de investigadores  Corantioquia, Ergomix, SENA.


El correcto manejo de los desechos orgánicos es uno de los aspectos fundamentales, no solo en las fincas con programas de conservación ambiental, sino en cualquier unidad productiva agropecuaria.


Una de las respuestas más efectivas para controlar los niveles de contaminación y hacer un uso eficiente y hasta rentable de los desechos se encuentra en los biodigestores, también conocidos como digestores de desechos orgánicos o reactores biológicos.

En su forma más básica, un biodigestor es un contenedor o dispositivo cerrado en forma hermética e impermeable, dentro del cual se deposita material orgánico para fermentar. Se pueden depositar excrementos animales y humanos, así como desechos vegetales, que no sean cítricos -o en general ácidos- ya que la acidificación daña el proceso.


Un biodigestor es un sistema natural que aprovecha la digestión anaerobia (en ausencia de oxígeno) propia de las bacterias que ya habitan en las heces, para transformarlas en biogás y fertilizante.

A estos desechos se les mezcla determinada cantidad de agua para que se descompongan, lo cual produce gas metano y fertilizantes orgánicos, ricos en nitrógeno, fósforo y potasio.

Este sistema también puede incluir una cámara de carga y nivelación del agua residual, ubicada antes del biodigestor llamado también reactor, así como un dispositivo para captar y almacenar el biogás. Además, se puede dotar de cámaras de hidropresión y postratamiento, el cual incluye sistemas de filtrado, los que se ubican a la salida del reactor.



Los biodigestores generan un gas combustible denominado biogas con el cual se puede cocinar o poner en funcionamentiento un sistema de calefacción para cerdos o pollos, con lo que se reemplaza la leña o la energía eléctrica.

Usos prácticos
La biodigestión ocurre en virtud a la existencia de un grupo de microorganismos bacterianos y anaeróbicos, presentes en el material fecal. Estos actúan sobre los desechos orgánicos de origen vegetal y animal, producen una mezcla de gases con alto contenido de metano (CH4) que se conoce como biogás.

El biogás ha resultado ser un combustible altamente eficiente, con múltiples usos en las haciendas modernas. Puede ser empleado en las cocinas e iluminación. Inclusive, en grandes hatos o en la agroindustria, también, se puede utilizar para alimentar motores generadores de electricidad.

Biól: fertilizante ‘verde’
Como parte del resultado de este proceso, se generan residuos con alta concentración de nutrientes y materia orgánica, ideales como abonos orgánicos, que inclusive pueden ser aplicados en la tierra estando frescos, pues el tratamiento anaerobio elimina los malos olores y evita la proliferación de moscas.

Este fertilizante es llamado Biól -inicialmente considerado como un producto secundario en materia de abonos-, hoy, y gracias al auge de la agricultura sostenible, cobra la misma o mayor importancia que el biogás, capaz de proveer un fertilizante natural que mejora en forma sustancial el rendimiento de las cosechas.

Condiciones básicas
En el montaje y manejo de un biodigestor, a fin de que se pueda obtener un óptimo rendimiento, se deben controlar ciertas condiciones como el nivel de pH, presión y temperatura.

En líneas generales, un biodigestor es fácil de implementar, pues requiere de materiales económicos. Estas condiciones le han servido para ser usado en comunidades rurales aisladas, especialmente en los mal llamados países en vías de desarrollo, como alternativa para obtener un doble beneficio, pues además de solventar la problemática energética-ambiental, permite realizar un adecuado manejo de los residuos tanto humanos como animales.

Adaptación de esta biotecnología
Los biodigestores, fundamentalmente los familiares que se usan en los campos y manejan bajos costos, han sido desarrollados y están ampliamente usados en países del sureste asiático.


En el continente americano se usan principalmente en Cuba y Brasil. En nuestro país esta tecnología de manejo de los desechos orgánicos ha tenido gran acogida en las zonas ganaderas, principalmente en el Magdalena Medio y la Sabana de Bogotá, en donde entidades como el SENA han desarrollado interesantes modelos de biodigestores, que incluso se utilizan a escala industrial.


Los biodigestores regulares usados en las fincas, son construidos a partir de mangas de polietileno tubular. Se caracterizan por su bajo costo, fácil instalación y mantenimiento.

Otras ventajas
La creciente escasez de leña para cocinar en los campos y veredas, hacen de estos sistemas algo interesantes para su difusión, divulgación y diseminación a gran escala, en regiones completas, pues así se previene la tala de árboles y todos los demás problemas ambientales que se derivan de esta práctica.

Así mismo, constituyen una forma eficiente de controlar los desechos orgánicos de las fincas, y ofrecen una respuesta eficiente al control de moscas y otras plagas.

Las familias dedicadas a la agricultura suelen ser propietarias de pequeñas cantidades de ganado (dos o tres vacas por ejemplo) y pueden aprovechar el estiércol para producir su propio combustible y un fertilizante natural mejorado.

Es claro que el estiércol acumulado cerca de las viviendas supone un foco de infección, olores y moscas; estos problemas tienen una alta posibilidad de ser solucionados al introducirse el estiércol diariamente en el biodigestor familiar.

También es importante recordar las enfermedades respiratorias que sufren, principalmente las mujeres, por la inhalación de humo al cocinar en espacios cerrados con leña o bosta seca. La combustión del biogás no produce humos visibles y su carga en ceniza es infinitamente menor que el humo proveniente de la quema de madera.

En el caso de Bolivia, donde existen tres regiones diferenciadas, altiplano, valle y trópico, esta tecnología fue introducida en el año 2002 en Mizque (2.200 m.s.n.m. Cochabamba) como parte de la transferencia tecnológica a una ONG cochabambina. Desde entonces, en constante colaboración por Internet con instituciones de Camboya, Vietnam y Australia y la ONG de Cochabamba, estos sistemas han sido adaptados al altiplano.

Son tres las limitantes básicas de los biodigestores: la disponibilidad de agua para hacer la mezcla con el estiércol que será introducida en el biodigestor, la cantidad de ganado que posea un hogar (tres vacas son suficientes) y la correcta apropiación de la tecnología por parte de la familia.













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